Hoy es 24 de Marzo, y no es un día como cualquier otro, al menos no para mí ni para los de mi país, Argentina. Hoy conmemoramos el 24 de Marzo de 1976, y lo llamamos: "El día de la memoria".
Hoy recordamos la fecha en la que se proclamó el último golpe militar que desencadenó una dictadura que se extendió hasta el año 1983, cuando volvimos a la democracia. Pero no quiero perderme en los detalles históricos que no son importantes. El asunto no es el gobierno militar. Mi país ha tenido más gobiernos de esa índole que democráticos, nuestra política funciona así. No... lo que recordamos hoy, son las más de 30.000 personas desaparecidas durante ese período, de entre ellos los más de 500 niños privados de su identidad que fueron separados de sus familias que hasta el día de hoy los están buscando; de los que hasta la fecha se han recuperado sólo 101.
Esa es la peor mancha en la historia contemporánea argentina... Pero necesito hablar de esto esperando que cualquier residente de otro Estado simpatice con el sentimiento porque todo país ha sufrido un gobierno de facto y toda sociedad ha tenido que lamentar la pérdida de una fracción de ella por la persecución a la libertad de ser y pensar... la libertad de elegir.
Mi madre era chica, no se dio ni cuenta de lo que pasaba, pero hasta el día de hoy recuerda las paredes agujereadas manchadas de rojo que vislumbraba recortadas en la ventana del micro escolar y las dudas y el "no preguntes, no te metas...".
Mi abuelo era un jefe sindicalista, el sector más afectado. Mi abuela pasó noches y noches con el "corazón en la boca" esperando a que él volviera a casa, sólo que volviera, porque los que un día no aparecían, probablemente no lo harían nunca más.
Yo, por mi parte, tanto como mi hermana, nací en un país libre, con el derecho a ser, pensar y decir lo que quisiera sin tener que temer por eso. No sé lo que se siente vivir con miedo, gracias a Dios. Y porque mi generación no sabe lo que se siente y no lo vivió, lo siente como historia antigua, como si hablar de esto fuera igual que hablar de Revolución por la Independencia o Colonización de América. Pero no... no es lo mismo, y al mismo tiempo sí.
Hace poco hablé con una abuela que todavía busca a su nieto, perdido en tiempos de la dictadura después de que secuestraran a su hijo y su nuera embarazada, de los que nunca más volvió a tener noticias. Nunca supo quién se los llevó, dónde los tuvieron, cuándo y cómo murieron, qué hicieron de ellos... Ni siquiera sabe si es abuela de un nieto o si lo es de una nieta... O si no lo es de nadie... Busca a alguien sin saber a quién. Y a la vez, ayuda a todas esas otras madres y abuelas a recuperar a sus familias, como si su búsqueda no fuera lo suficientemente difícil como para tener que cargar con la de los demás.
Ella me dijo: "ellos todavía están ahí, esperando por otra oportunidad...", y es cierto. Muchos de los responsables de los secuestros, torturas y asesinatos de aquella época hoy día ocupan posiciones en el gobierno nacional. Están ahí, sólo que no los vemos.
Ellos decían que estaban limpiando al país de los terroristas comunistas, de los subversivos que atentaban contra el orgullo nacional... Pero lo único que hacían era matar a todo aquel que osara pensar y no tener miedo de decirlo... Incluso uno de los presidentes de ese entonces dijo que "el pensamiento era peligroso"... Por eso los mataban, porque si las personas pensaban por sí mismas, entonces ellos no podían pensar en lugar de ellas...
Y ellos, los que están esperando a que la gente se olvide para volver a engañarla y regresar al poder, son los primeros en insistir en que "fue un hecho lamentable, pero no hay que guardar rencores. El pasado YA FUE...". Y cuando pienso en esa abuela, que es sólo una de tantas, que busca respuestas y un poco de justicia, me digo, perdón por la expresión, que NO FUE UN CARAJO.
Saber la historia es importante. Mi profesor decía todo el tiempo que "el pasado es lo único que tenemos, porque el presente es efímero y el futuro es incierto". Si conocemos la historia, difícilmente algo nos tome desprevenidos, porque la vida ya lo ha inventado todo y como humanidad sólo estamos destinados a repetirnos en eternos ciclos sin fin. Pero esto no es historia porque no es algo que, no importa cuántos digan lo contrario, ya pasó. Hasta el día de hoy prevalece como una herida abierta en la esencia de la sociedad argentina.
Algunos no se dan cuenta lo importante que es porque, repito, nacimos con la libertad de la que gozamos y no sabemos lo que es vivir con miedo. Pero todas esas personas que murieron, los que desaparecieron, los que arriesgaron sus vidas y sobrevivieron para construir la realidad que tenemos hoy, para darnos a nosotros la oportunidad de vivir en un país mejor... ellos se merecen mucho más que nuestro olvido. Dieron sus vidas por sus ideas, por los que amaban, por los que no conocían, por los que aún no existían e iban a habitar esta Tierra en el futuro, lo mínimo que podemos hacer nosotros es NO OLVIDARLOS, o mejor dicho, RECORDAR... hacer memoria aunque sea una vez al año, cada 24 de Marzo.
Todo país necesita su día de la memoria, en el cual rememorar a todos esos grandes hombres y mujeres que fueron perseguidos y perecieron, o sobrevivieron tras largas torturas o sufrimientos, en pos de un futuro mejor para las generaciones del mañana.
No los conocimos, no sabemos sus nombres o reconocemos sus rostros, pero ellos tampoco sabían los nuestros y eso no les impidió actuar en nuestro beneficio, fueron más grandes que eso. Por esa razón, que eso no resulte de excusa para desentenderse. Hay que tener un poco de compromiso con la historia, con la gente, con los que no están y con los que están por venir, tal y como ellos lo tuvieron por nosotros.
Así que hoy, los invito a hacer memoria, porque se lo merecen, porque es lo justo y, sobre todo, porque se los debemos... para que no vuelva a pasar... NUNCA MÁS...