domingo, 7 de marzo de 2010

Hoy me puse a pensar...


Hoy me puse a pensar (es una cosa mía que hago demasiado seguido)... Recordaba el pasado, analizaba el presente, intentaba vanamente predecir un poco del futuro sólo para descubrir que era inútil. Y acá estoy, escribiendo lo que concluí, porque como es común en mí necesité sacarlo afuera para que no moleste más adentro.

Pasé mucho tiempo del que he vivido lamentando errores y recriminándome por ellos. Pensé mucho en cómo deberían haber sido las cosas y no fueron, cómo debería haber actuado y no actué, las cosas que debería haber notado y no noté, las promesas que no debería haber creído e, increíblemente, creí aún sabiéndolas falsas... Sentí que si me lo repetía lo suficiente nunca iba a permitirme olvidarlo y, por consiguiente, jamás iba a tener que volver a sufrir un dolor semejante. Pero no, no me estaba protegiendo, lo único que hacía era autodestruirme lentamente.

Perdí mucho tiempo aclarando los tantos conmigo, todavía hoy mi reflejo y yo no somos verdaderos amigos, pero hace mucho también me dije que la única forma de vivir y hacerlo bien es seguir adelante y, a costa de mucho esfuerzo y voluntad, lo hice... Como pude, algo chueco, pero lo hice.

Y entonces se presentó el desafío de planear qué hacer con ese inmenso futuro que se presentaba ante mis ojos y, por primera vez, quise tener fe y apostar a aquello que amo y sé hacer mejor que nada: es ser artista y decidí que quería dedicarme a eso y nada más que a eso, que iba a hacer todo lo posible por conseguir llegar hasta la cima sin importar lo que tuviera que hacer o sacrificar de mí en el camino para hacerlo. Me prometí que no iba a dejar que nada ni nadie me desconcentraran de esa meta por nada en el mundo... Pero esto que me pasa ahora, definitivamente, no estaba en mis planes y sí, cambia el panorama de las cosas.

Podría ser algo o podría no ser nada, todavía es muy nuevo como para saberlo, pero prefería empezar a pensarlo desde ahora porque es mejor detenerlo cuando es nada a cuando ya es algo, aunque sea en mi cabeza. Y no sé, estoy confundida, no sé qué pensar: o sigo la vida tal y como la había planeado, o me salgo de la agenda y me arriesgo un poco con la esperanza de que sea algo bueno, algo positivo, algo provechoso y no algo destructivo.

Peo tengo miedo... Ya me cagaron una vez y no quiero que lo vuelvan a hacer. Tal vez sería más fácil ignorar todo esto tan familiar y nostálgicamente doloroso que me pasa y seguir adelante como si no hubiera sucedido nunca. Probablemente me ahorraría muchísimos problemas. Pero, ¿y si fuera cierto que a veces las cosas pasan por algo, las personas que nos cruzamos están ahí por una razón y que algunas veces Dios o lo que sea te envía sutiles señales para indicarte dónde está tu felicidad (que tal vez está justo del lado contrario de donde vos la estabas buscando)?... ¿Y si fuera cierto que nada es porque sí?

Por eso es que hoy estoy en un dilema: cabeza o corazón; fe o razón; planes o improvisación... y no sé qué hacer.

¿Cómo volver a creerle a un corazón que la última vez me llevó estilo kamikase a la experiencia más horrible de mi vida? ¿O cómo confiar en la razón que me hizo perderme de tantas lindas oportunidades por ser miedosa?... Ese es el quid de la cuestión...

No hay comentarios:

Publicar un comentario